sábado, 19 de marzo de 2022

El oficial y el espia de Roman Polanski (2019)

El oficial y el espía (2019) de Roman Polanski (J'Accuse) - Resumen de la  película

Polanski y la banalidad son incompatibles.
Que los temas de las películas de Polanski estén de moda es otra historia.
Pero él ahí sigue, haciendo películas sustanciales sobre temas eternos.
Que por ser eternos son actuales. Otra cosa es que interesen.
El tema de este film es “lo correcto”
¿Hacemos siempre lo correcto o hacemos más bien lo que nos interesa?
La historia es como un árbol frondoso del que cuelgan todo tipo de frutos. Y en cada fruto se pueden percibir olores, sabores, colores, etc., etc.
En el hecho histórico en que se basa esta historia, el caso Dreyfus, acaecido en Francia a finales del siglo XIX, había muchos asuntos que contemplar, pero Polanski ha incidido en uno. En esos que llamamos “actuar en conciencia”.
Hacer lo correcto, al fin y al cabo, es actuar con justicia. ¿Qué más se puede pedir?
Pues viendo la película y los tiempos que vivimos, pienso que es pedir muchísimo. De hecho pienso que es pedir el cielo.
Polanski, como acostumbra, traba una narrativa sobria, solida, con un objetivo claro, y va desgranando los sucesos sin desviarse un ápice del tema. Se permita ciertos juegos cinematográficos, no muchos, pero su interés es plasmar los matices de los personajes que se entrecruzan en el suceso.
Crea la solemnidad necesaria cuando el desarrollo de la historia lo exige, se vuelve crítico y mordaz cuando el hecho necesita respirar y se cisca en las convenciones sociales, en lo bueno y en lo malo, como si diera pinceladas gruesas en un lienzo.
Todo el estamento social de la época sale fregado. El aspecto policial y el militar ya ni recuerdan que es hacer lo correcto.
Evidentemente es el siglo XIX, pero uno pone aquí en España a cierto ministro del Interior y a cierto comisario, aderezados con algún fiscal, y queda clavado. Como una calcomanía.
Polanski reflexiona sobre lo que significa mantenerse con unos principios férreos y al final gratifica a los que lo consiguen. Parece querer animarnos a que lo hagamos.
Mucho me temo que así como ha triunfado otra vez a la hora de hacer una película llena de contenido, cinematográficamente irreprochable, en lo otro, lo de convencernos para renunciar a nuestro interés en aras de de lo correcto, fracase estrepitosamente.
Cada película de Roman Polanski, una gozada.
Si rodara en blanco y negro, se podría decir que su películas son de cuando le ser humano tenía mas vergüenza y pudor.
Ahora ya todo está muy mediatizado. Nunca mejor dicho.

miércoles, 16 de junio de 2021

"Stoner" de John Williams

Un refugio contra el mundo: 'Stoner' de John Williams

Durante la lectura de esta novela uno no para de sorprenderse más que de los sucesos que le acaecen al protagonista de su reacción ante ellos y uno no para de decirse: A mí no me hubiera pasado.
Y uno no para de decírselo como si de una persona conocida, muy conocida se tratara. Tal es la intensidad y el vigor del personaje creado por John Williams. No vigor en la fuerza si no vigor en la determinación.Se puede decir que la falta de voluntad del personaje para enfrentarse a la vida es tan grande, tan enorme, tan aniquiladora como es su determinación para seguir el camino elegido.
Fuera del mundo en el que nace y pasa su infancia y determinado a no regresar a él nunca, Stoner se convierte más que en un desarraigado en un vagabundo de todo: lo social, lo económico, lo profesional. Abandonar su lugar de origen lo mata. Ya no será si no un trozo de algo muerto…pero no regresará.
Al principio pensé que era una historia  sobre la voluntad, después sobre la integridad, para terminar desconcertado. No es una historia de tesis, es una historia de una vida, sin otra intención que contarla. Con ecos del Bartelby de Melville, que no deja de decir “preferiría no hacerlo” pero haciéndolo. Hay también ecos del Hemingway más personal, con esas cosas que van pasando sin mencionarlas, solo describiéndolas. Hay ecos de Kafka, no en vano se puede decir que Stoner podía ser un personaje de El Castillo o el Proceso y podía ser el protagonista de El extranjero de Camus, pues no otra cosa que existencialismo es su devenir en el mundo.
Es la historia de un despojo continuo, de la derrota como estrategia para ocupar un lugar en el mundo, de la falta de afectos y de los afectos mal encauzados.
Uno se pregunta ¿Qué espera de la vida Stoner? ¿Por qué estaría dispuesto a luchar Stoner? Vive la historia de amor más conmovedora que yo haya podido leer nunca, su declaración de amor es de una ternura y una ingenuidad paralizante y sin embargo cuando llega el momento no lucha por ese amor. Lo deja ir y su amada lo entiende. ¿Qué ha visto ella en él para tomarse la ruptura como algo inevitable?
Hay tanta intensidad en la narración que aunque John Williams se cansara de decir que no era autobiográfica uno no se lo cree. Williams como Stoner nació y creció en una granja, fue profesor toda su vida y a pesar de construir un personaje que ninguno de sus contemporáneos puede igualar, ni Hemingway, ni Faulkner, ni Doss Passos, quizás Scott Fitzgerald pueda acercársele no tuvo éxito, ni premios, ni prestigio… como Stoner.
Escribió tres novelas, una del Oeste, una de romanos y ésta. Suficiente con esta.
Me hubiera gustado saber la opinión de su esposa cuando salió el libro. Porque o se tiene un talento casi divino para construir tal personaje o lo que se cuenta es muy familiar, mucho.
Presiento que como a Rulfo, a John Williams esta novela no dejará de crecerle con el paso del tiempo. Y de conmover.
Stoner, como la Piedad de Miguel Angel pero tallada en tinta.

lunes, 7 de junio de 2021

“En la sombra” de Fatih Akin (2017)

 En la sombra - Película 2017 - SensaCine.com

Sobre la mesa el acoso de los nazis a los emigrantes, principalmente musulmanes, en Alemania. Como se ve, asunto de rabiosa actualidad en toda Europa.
Pero también sobre las manos atadas de la Justicia, a veces demasiado escrupulosa, cuando no connivente con los agresores.
Y también, por último, sobre la venganza.
La magnífica interpretación de Diane Kruger, con un guión a ratos un tanto perdido con la claridad de objetivos de Akin, se lleva todo el peso de la trama, dandole a la misma una salida no exenta de verdadera sed de justicia a la vez que sed de implacable venganza. La lectura final: No soy como tú, si te condeno, me condeno.
Las familias de las víctimas del terrorismo, nunca satisfechas, que quedan diezmadas, vivas pero un poco muertas, esperando una justicia que nunca les parece suficientemente condenatoria, quizás porque lo que en realidad esperan es ver a sus familiares de vuelta, viven en la sombra, una sombra fría, húmeda, viscosa, a veces intolerable, que en este caso lleva a la protagonista  a realizar un último gesto de redención.
No se olvida el guion de mostrar la convivencia compleja, dubitativa, excluyente, que en general se cultiva en esta sociedad nuestra del bienestar y que en general es un buen abono para el fascismo. Allá donde tú no planteas una decidida oposición, ellos vienen y la ocupan y así hay más empatía con la protagonista por parte del padre del asesino que por parte de su suegra, la madre de la víctima. Y así, no se puede.
Despreciar a los seres humanos por motivos de procedencia, cultura o religión debería ser inadmisible. Por ahora sólo es “tímidamente” inadmisible.
La película se reviste de tintes trágicos a la manera griega, un guiño a ese “Amanecer dorado” que también tiene su papel en el film. No en vano la historia concluye en Grecia.
Buen desarrollado el guión a pesar de sus momentos dubitativos, mal concretados y muy cuidada la ambientación de esos barrios de las grandes ciudades europeas que cada vez son más “campos de refugiados”.
Trágica, sin vuelta de hoja.

viernes, 2 de abril de 2021

“Basada en hechos reales” de Roman Polanski

Basada en hechos reales” – Mi rincón cinéfilo🎥

El coste que supone para algunos creadores el proceso de concreción de sus obras, lo que ponen de ellos en ese proceso y las secuelas posteriores son el tema de esta película de Polanski.
Es muy difícil sorprender en estos tiempos con historias originales. Muchos creadores echan mano de otros aspectos de la creación, en la industria cinematográfica también, casi siempre aspectos ajenos al núcleo creativo, como por ejemplo los avances técnicos, con el fin de atraer al espectador. Cuando no de ocurrencias o de un elenco atractivo para las masas.
Roman Polanski casi nunca hace eso, se acerca a las historias con absoluta entrega. Va al fondo de ella misma y la escudriña hasta agotar todas sus posibilidades.
En esta es previsible desde el principio, al menos para mí lo ha sido, el papel que iba a jugar esa admiradora de la famosa escritora que acaba de presentar al público una novela con un gran éxito y que protagoniza el film. Así como las cartas anónimas que recibe.
Pero a pesar de conocer el intríngulis de la historia vi el film con mucho interés.
Emmanuelle Seigner está envejeciendo muy bien, su rostro gana matices, y eso da a los personajes que interpreta un plus. Y a este personaje, esos matices de su rostro le viene como  anillo al dedo.
Se trata de una novela autobiográfica, en la que pone al descubierto su intimidad y la de parte de su familia. Tiene éxito y fama.
La pregunta, ¿tiene derecho a ganar dinero, fama y éxito poniendo al alcance del público intimidades ajenas?
Esta pregunta es a la que trata de contestar el film y eso es lo que atormenta a la protagonista.
La respuesta que Polanski da en el film es abierta. Que juzgue cada uno.
La historia está contada de manera sobria, llena de matices, que sin agotar el tema, lo deja sobre la mesa bastante bien destripado.
Hay que decir que este asunto que tanto preocupa a la protagonista de la película le trae sin cuidado y le parece anecdótico a los cientos, miles, de personas que hay hoy en día en internet o en televisión ventilando sus asuntos más íntimos tan ricamente, digo lo de éticamente porque algunos se hacen ricos con ello.
Polanski hace buen cine, de otro tiempo sobre temas que mucho me temo preocupan a muy pocos.

sábado, 27 de marzo de 2021

“Edad de hombre” de Michel Leiris

Edad de Hombre, Michel Leiris de segunda mano por 10 € en Barcelona en  WALLAPOP

A mí siempre me parece que la cultura francesa en general, al menos la que nos llega, peca con mucha frecuencia de exceso de exhibicionismo. Para lo bueno y para lo malo.
En este libro de Michel Leiris, en el que según Susan Sontag, el autor se vuelca y hace una disección de si mismo, sobre todo aludiendo  a lo más oscuro e inconfesable, no puedo por menos de ver mucho exhibicionismo, poca humildad y sentir el tufo de la autocomplacencia.
No veo en estas confesiones ni pizca de dolor, amargura, cosa normal teniendo en cuenta que habla de carencias que no son precisamente el alimento de la felicidad y el bienestar. Hay como un orgullo soterrado en ese estar pasándolo mal, masoquismo. Se publicitan las desgracias, carencias y penalidades que uno sufre a la vez que se muestra un cierto orgullo por ser el elegido. Lo que te lleva a terminar leyendo estas lineas como quien ve una película, a veces de dibujos animados.
Porque la verdad es que tampoco estas confesiones sirven para sacar del tabú ciertos temas pues el protagonista nunca se muestra rebelde y reivindicativo, más bien derrotado y sometido.
Hay más emoción, intensidad, compasión, dolor en un cuento de Carver que en todo el libro de Leiris.
No me gusta hablar de snobismo, deseos de epatar, dependencia del lector, pero es que él mismo lo dice en varias ocasiones. Y no parece que estas vicisitudes desgraciadas sirvan para otra cosa que para ver su vida como una rígida caja, de ángulos imposibles, en la que él se acopla, se doblega.
En fin no encuentro en ningún momento la posibilidad de emocionarme. Acabo el libro y siento que no he salido en ningún momento de la anécdota. Lo arbitrario de la narración que sigue una linea narrativa más que aleatoria no ayuda.
Una anécdota que Leiris se ha encargado de relacionarla con personajes mitológicos y bíblicos. ¿Y quién que está a punto de despeñarse o quién que sufre de marginación y desprecio, sufre burlas, se entretiene en arreglarse el flequillo y limpiarse los zapatos?
No consigo no ya compadecerme, es que ni tan siquiera consigo interesarme.
Un petimetre en el país de los ombligos. Así veo a veces a Francia.
Intrascendente para mí.



martes, 17 de noviembre de 2020

JoJó Rabbit de Taika Waititi (2019)

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Nunca había visto una película protagonizada por seres humanos que se pareciese tanto a una de película de dibujos animados.
Buen intento el de Taika Waititi por mostrar un nuevo punto de vista sobre lo que el nazismo ocasionó en Alemania, pero carece de la sutileza y creatividad de “La vida es bella” y por supuesto no consigue la intensidad trágica natural y propia de la situación.
Es una película de humor grueso y diálogos llenos de tópicos y gracietas, con unos niños absolutamente inverosímiles. Si Ana Frank viese el film y contemplase a su homónima situación, seguramente fliparía.
Después las interpretaciones, tan superficiales como frívolas, no ayudan. Sam Rockwell, que sabe crear personajes muy creíbles y dispares, interpretaciones acertadas, también tiene un socorrido personaje, desnortado, irreverente, indisciplinado, histriónico, interpretación aceptada y afectada, que ya es marca de la casa y que se lleva de película en película, lo que se llama el encasillamiento. Aquí lo ha vuelto a hacer. Esto es muy malo para cualquier película. Le quita credibilidad, debilita la historia, y sume al espectador en confusión, acordándose de otras películas que casi siempre no tienen nada que ver con la que estás contemplando.
Scarlett Johansson, más  de lo mismo. Hace poco la vi en “Historía de un matrimonio”. Nada que ver. Aquí hace su papel aceptado y en la otra su papel acertado. Seguramente los que le piden y pagan en cada caso.
Los dos niños de la película son una suma de gracietas, mohines, conversaciones impostadas de adultos en cuerpos de niños, truco viejo, que hace intrascendente cualquier cosa que les pase. En pleno bombardeo parece que están de picnic.
Película fallida, que de tan irrelevante e inocua seguramente si molesta a los judios será por el trato tan superficial y grotesco que dan a unos nazis que sembraron Europa de horror y terror. A mí al menos me ha molestado. No hay manera de ver a Adolf Hitler como una amigo.
Desde luego no me ha convencido de que esta podía ser la forma de ver el nazismo de un niño de la época.

sábado, 31 de octubre de 2020

“La caída del imperio americano” de Denys Arcand (2019)

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Cuando vi el título y me acordé de una película del mismo director pero de 1986 que se llamaba “El declive del imperio americano”, pensé que era una jugarreta zafia y garrula de los dobladores de títulos que cometen muy a menudo esas tropelías, pero no….
Era cosa del director, la chute y le declive de l´empire americaine, la garrulez y la zafiedad.
Denys Arcand debe ser una persona preocupada por el malestar y la injusticia de nuestro tiempo e intenta denunciarlo.
Pero para mí que no lo consigue.
Yo en este film, la chute, no me atrevo a decir que se denuncia nada, a pesar de las fotos del final, que no sé a qué vienen, y que arrancaron un tibio aplauso entre mis compañeros de sesión. Unos aplausos que seguramente habrían tenido problemas para explicar más allá del “buenismo” en que estamos instalados en esta sociedad nuestra que protege a los toros mientras la normativa laboral es peor que la de hace cuarenta años.
Para mí, esta película tiene una escena divertida y acida al principio de la proyección, que trata de cómo la inteligencia es una garantía de fracaso, pero que luego se convierte en la consabida historia sobre un desgraciado que se enfrenta por una de esas jugadas del destino a los “malotes” con la ayuda de dos malitos que en realidad son dos buenazos, dos trozos de pan, y uno de ellos un bellezón. La policía tonta a más no poder, con escenas y diálogos que lucen como parches en una rueda redonda.
Pero si todas las ruedas son redondas, dirá alguien. Pues eso, una película absolutamente repetitiva y llena de tópicos.
Si va usted a verla con que contemple el dialogo inicial es suficiente. Ahí se acaba lo que ni había empezado.
Denys Arcand, el director amable.