sábado, 16 de agosto de 2014

La historia siempre se repite porque el hombre es el protagonista: Matadero Cinco o La cruzada de los inocentes de Kurt Vonnegut Jr.,




Israel sobre Gaza, antes y después.

Dresde, Alemania, 13 al 15 de Febrero del 1945, tres meses antes de que acabase la Segunda Guerra Mundial. Los ejércitos del aire de EEUU e Inglaterra bombardean minuto a minuto la ciudad hasta reducirla a escombros. Una ciudad sin ningún valor estratégico ni simbólico. Toneladas de bombas, miles de muertos, los estudios llevados a cabo no se ponen de acuerdo y se barajan cifras que van desde los 40.000 a más de 100.000 víctimas.
En la ciudad hay un matadero, el número 5, que reciclado en prisión acoge a soldados norteamericanos. Sólo se salvan siete. Entre ellos Kurt Vonnegut.
¿Cómo contar eso?
Con una novela antibelicista.
¿De qué manera expresarlo?
Pues como si se tratara de una puerta loca, salida de sus goznes y que a pesar de todo quiere cumplir su misión: Tapar el hueco. Dejar al otro lado el sinsentido. El fracaso está garantizado. Peor antes cerraba…..sí, antes, cuando había paz.
Matadero 5 de Vonnegut entronca con las novelas antibelicistas, como no podía ser de otra manera, por el camino del humor y la irreverencia. Sin perder por ello la capacidad de la esperanza y la ingenuidad.
En esta estupenda obra, que yo, lector empedernido, leo ahora por primera vez a los 56 años escribió Vonnegut:
               “Lo que quería decir es que siempre habría guerras, y que serían tan difíciles de eliminar como lo son los glaciares. Desde luego yo también lo creo”
Cómo le hubiera gustado a Vonnegut apostillar este párrafo, ahora que los glaciares se están yendo a la mierda, seguro que diría mierda, mientras hay más guerras que nunca. El tiempo, maldito descarado.
El tiempo lo envejece todo, sin paliativos. Albergamos la esperanza de que hay cosas que resisten: Ciertas ideas, algunos mitos, bastantes obras de arte…etc., etc.  Esperanza fatua. Lo que ocurre es que no ha pasado bastante tiempo.
Hablo del tiempo, porque en esta novela, el protagonista, fruto de una abducción por parte de unos extraterrestres que roban para él muebles en un centro comercial para montarle un hogar cómodo al que añaden una star-girl y que viven en cuatro dimensiones, viaja en el tiempo y se pasa la novela moviéndose entre su nacimiento y su ahora, pasando por los años de la Segunda Guerra Mundial.
Como se ve un argumento desopilante que viene muy a cuento porque Kurt Vonnegut quiere hablar  de la guerra. Que es de lo más desopilante pero todo lo contrario que uno se pueda imaginar que el hombre lleve a cabo.
La vuelta a USA y el deseo de contar lo sucedido vertebra el comienzo de la novela. Siempre estaba escribiendo su novela sobre el bombardeo de Dresde. Hasta que acaba escribiéndola.
Una narración desordenada sin mucho sentido a veces, como las guerras, pero que no deja pasar una frase sin un chiste grueso,
         “Un árbol donde crece el dinero y al pie del cual los hombres se pelean y matan unos a otros, fertilizándolo”.
Sin una burla sangrienta,
         “La mujer resultaba aburrida pero era una deliciosa invitación a la procreación. Los hombre que la miraban deseaban al instante cargarla con bebés”.
 O toda una declaración de intenciones irreverente,
          “Era un buen soldado, siempre dispuesto a desertar o encontrar a alguien a quien rendirse”
Mención especial merece esa originalísima manera de planificar una paz, la querra al revés: En las páginas 89 y 90 de la vieja edición de Bruguera de 1977 que tengo entre las manos y aprovechando el visionado de una película belicista Vonnegut nos cuenta como los aviones van recogiendo las bombas que desde el suelo suben hasta ellos, como los edificios van elevándose intactos y retadores, como el humo y el fuego se va apagando, como los aviones vuelven a sus hangares y como pilotos y ciudadanos, intactos se acuestan en sus camas. La ciudad en paz y los cuarteles en silencio. Estas dos páginas vienen a ser como la guinda de un pastel divertido y ocurrente que transforma el pesimismo y la rabia por tanta muerte y tanto dolor en una crítica feroz, hilarante e implacable.

PD: Llevaba esta pequeña reseña unas semanas en mi escritorio virtual y no sabía por qué. Después de los bombardeos de Israel sobre Gaza, de USA sobre Ira, de Siria sobre Siria y de que un avión comercial fuese abatido cuando pasaba por Ucrania me doy cuenta de que el ¿por qué? es en realidad un ¿para qué? Y tengo que admitirlo: No lo sé.
Léanla, a pesar de todo.

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