martes, 7 de abril de 2015

Fuerza Mayor de Ruben Östlund (2014) ¿Amor, instinto?




 Fuerza mayor
La contundencia del argumento de esta película desdibuja los contornos de lo que es su esencia: Cine.
El análisis del trabajo del director, de las interpretaciones de los actores, de la labor de fotografía, etc., etc., juega un papel secundario, de soporte, a la hora de juzgar este film. Lo que quizás es un acierto. El resultado deja en segundo plano toda la labor de zapa que ha sido necesaria para obtenerlo. Sólo me chirría en esta película de tesis la banda sonora. Esos fragmentos que me sonaban al  Vivaldi de “Las cuatro estaciones” y que parecían más propios de una historia de suspense y horror que de reflexión y filosófica.
Porque en esta historia se debate algo muy simple y que me temo que no cerraremos nunca. ¿Somos más humanos que animales o viceversa?
Una pregunta que seguramente jamás tendrá una contestación simple. Lo que no impide que mientras damos vueltas en torno a ella, nos vayamos inventando una historia de la humanidad. Y por lo tanto una educación. Una ética.
Porque esta historia contemplada desde la perspectiva de nuestra animalidad es una historia muy simple: Una familia de animales, macho, hembra y dos crías sufre un incidente en el que la vida de sus componentes corre peligro. El macho huye, poniéndose a salvo, y la hembra, a riesgo de morir, se queda para proteger a las crías.
No parece una escena muy descabellada. Recordemos que los leones matan las crías de otro león para que las leonas entren en celo. O que los hámsteres se comen unos a otros.
Y de hecho es ésta una reflexión, o postura, que el protagonista podía haber utilizado para explicarse lo sucedido.
Pero la maldita sensación de ser superiores al resto de los animales que nos da el ser inteligentes y por lo tanto tener conciencia, impide que desde nuestro trono de rey de la creación, con humildad, aceptemos que en determinados momentos no somos otra cosa que animales. Y como hemos inventado unas cuantas palabrejas para conformar nuestro humano mundo: Amor, culpa, cobardía, egoísmo, pues el pobre macho, ante una reacción puramente instintiva que no presupone gran cosa se martiriza y carga con todo el peso de haber comido del árbol de la ciencia. La jodida manzana.
¿Soy un cobarde? ¿Quiero a mis hijos? ¿A mi esposa? Les abandoné, soy un miserable. Corrí, alejándome del peligro cuando más me necesitaban.
La tremenda culpa que lo vuelve neurótico. No pasó así, fue de otro modo. Soy un ser humano, no un animal.
Y en este escenario humano en el que nos encuadramos su esposa reacciona también como ser superior y no como hembra. La necesidad que tiene de explicarse la reacción de su marido, Su afán de encajar lo sucedido en el mundo de la culpa y el amor.
Porque ella sí ama a sus hijos. Se quedó con ellos. Arriesgó su vida para protegerlos. Porque su amor infinito hacia ellos no la dejó dudar ni un instante.
Un momento. ¿No dudó ni un instante?
Pero…”no dudar ni un instante”, ¿no es algo instintivo?
A ver, empecemos de nuevo. ¿Hablamos de amor o de instinto?
No, en realidad hablamos de soberbia, de falta de humildad.
Dejemos al ser humano de lado. Sólo somos machos y hembras. No tan racionales como parecemos.
En realidad, esta película habla de lo más profundo que tenemos y que hemos revestido de palabras para poder expresarlo, hasta convertirlo en un espantajo enmascarado y disfrazado.
Está bien que hablemos del amor para entendernos pero no olvidemos lo que late debajo de esa palabra. El amor romántico, el amor filial, el amor amistoso……..todo tipo de amor, de alguna manera es una coartada para seguir sobreviviendo.
El amor romántico, el sexo.
El amor filial, el deseo de supervivencia en la descendencia.
El amor amistoso, el sentido gregario para poder protegerse.
Puro instinto, más fuerte, más intenso que cualquier creencia.
A tener en cuenta por si acaso en algún momento de nuestra vida nos vemos en situación semejante.
La escena final: Una manada de seres humanos, machos, hembras y crías, aceptando su destino. Si hay que cruzar el rio Mara, aunque esté plagado de cocodrilos, se cruza. Es nuestro destino.
Fuerza mayor. Cine de ensayo más que de arte. Aprendizaje y reflexión.
Por cierto su título original  "Turist" me parece más adecudao. El hombre, turista de si mismo.

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