miércoles, 21 de octubre de 2015

Marte de Ridley Scott (2015)







Yo no pensaba ir a ver esta película. No sé por qué pero me olía el asunto. Gravity 2. Pero me tope con una crítica en la que se hablaba de “marcianidad”, humor y acababa la cosa, diciendo este buen crítico: No se la pierdan, se lo pasaran en grande. Se trata de un crítico al que había visto por ahí en algún artículo pero al que no había seguido especialmente. Después de esta experiencia le he puesto en una lista que tengo, que lleva por nombre: “Críticos a los que no hacer ni puto caso”.
La crítica de esta película podía aceptar alguno de estos comienzos.
Uno.
¿De verdad? O sea, ¿Hay productoras de cine que están dispuestas a gastarse un buen montón de dinero para hacer otra película de esas, banal, intrascendente, innecesaria? ¿De esas que se pueden calificar de “mucho ruido y pocas nueces”?. Pues sí. Se ve que sí.
Dos.
¿A los americanos no les avergonzará nunca eso de darse jabón constantemente? ¿No están hartos de lamerse? Una cosa hay que agradecer: Esta vez no han colocado a los rusos o a los alemanes, lo típico, en el papel de malos y puestos a ser generosos, han dejado que los chinos sean buenos y solidarios. Algo traman, los americanos digo, no los chinos, que casi ni parecían chinos.
Tres.
Sólo y sólo si: No tienen nada que hacer, un paseo por el campo no les apetece, una cerveza con los amigos tampoco, un buen libro ni pensarlo, tienen falta de electricidad en casa y ninguno de los artilugios de entretenimiento les funciona, tienen el frigorífico vacio y la cama también, aburrirse les es insoportable y suicidarse no entra dentro de sus planes hagan lo posible por no encontrar ocho euros…pero si aún así los encuentran… vayan a ver la película… pero sólo y sólo si pasa eso. No es que sea mala, que no lo es. Es que simplemente no hay ninguna razón para ir a verla.
Y mostrados los posibles comienzos de la reseña, después ya se continúa con una mínima argumentación por eso de que a uno no lo califiquen de talibán.
Hay en toda actividad un afán de negocio. De ganar dinero, vamos. Pero en ese afán hay niveles. Negocios que no contemplan otra finalidad que ganar cuanto más dinero mejor, sin importar víctimas. Y negocios donde uno quiere mantener una mínima decencia y ofrecer como fruto de su trabajo algo mínimamente decente. Estoy hablando, claro está, sin salirse de la legalidad.
O sea, hago salchichas con apariencia de salchichas, me monto una buena campaña y a vender. O hago salchichas que tengan carne, hago una buena campaña y espero que además el boca a boca impulse mi negocio.
Pues en el cine igual. Aunque se sigue oyendo aquello de que es el séptimo arte.
Marte es el clásico producto americano con buenos actores, que los tiene y lo demuestran. Con un buen director, imperecedero diría yo por culpa de Blade Runner y Allien. Con un guión que salvo cebarse con la música disco se muestra correcto. Y….y….y ya está.
Y ya no sé qué más decir. Es que de verdad, no había ninguna necesidad de hacer este film.
Bueno, necesidad artística, digo. Porque de otras sí que hay. Ha dado trabajo a un montón de profesionales del cine. Y le va a procurar un buen montón de dólares a la empresa cárnica que se ha encargado de que algunos comerciales digan que esta salchicha no hay que perdérsela. Que se disfrutara en grande. Amén.

PD: Yo una vez vi una película del Oeste, de esas que se rodaban en Almería, malas de la muerte, que en una panorámica en la que se veían en un plano largo a los jinetes cabalgando en dirección al rancho, se colaba, al fondo, en una carretera que rodeaba la montaña del fondo, un turismo que aquel día viajó en el tiempo. Me reí un montón. Pues en esta película con algunas escenas, lo mismo. No las cuento, porque se creerían que les miento. Bueno, daré una pista sin llegar al espoiler: ¿A que no sabían que en la NASA eso del plástico y el tesafilm también está a la orden del día? Ja, Ja, Ja, Ja, Ja……estos guionistas.

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