lunes, 21 de marzo de 2016

Ave, Cesar! de Joel y Ethan Coen (2016)




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Para tener una idea de lo que son los hermanos Coen en el cine, baste el ejemplo de que en algunos medios cuando anuncian la película, escriben o dicen el título y a continuación entre paréntesis “de los hermanos Coen”. Son una marca.
Y como todas las marcas son un incentivo para la nostalgia.
Nicanor Parra, poeta chileno, le dedicaba el epíteto “artefacto” a algunas de sus creaciones que iban más allá de la poesía.
Esto de ir más allá del arte al que uno se dedica, le pasa a muchos artistas y en casi todas las ramas del arte. Quizás la más emblemática es la pintura, que al estar su universo creativo sujeto a la vista, y teniendo las formas visuales y el color como herramienta, ha permitido una rebelión que otras ramas del arte no tiene tan fácil. La música parece anclada en lo que se llama la música clásica y la moderna no acaba de tirar si se separa de los cánones clásicos. A la literatura le pasa tres cuartos de lo mismo. Que si se ha muerto la novela, que si el cuento sufre mutaciones, que si la poesía se descoyunta…pero lo cierto es que más allá de Paul Celán, Emily Dickinson, René Char u otros sólo están los artefactos. O vaya usted a saber qué.
En el cine la rebelión se convierte en una ruptura. O es cine narrativo o es documental. Pero la pantalla aguarda. Aún así algunos directores lo intentan y en vez de películas hacen artefactos.
Para entendernos. En cine uno rueda un artefacto cuando el espectador al estar viéndolo no puede dejar de pensar que está viendo una película.
Estar viendo una película también es algo que te pasa cuando la película no cumple unos requisitos mínimos de calidad, por la razón que sea.
 Que no es el caso. Yo estoy hablando de artefactos bien paridos. Nuestro artificiero, por eso de disparar al cine tradicional, más emblemático es Pedro Almodóvar. He visto un tráiler de Julieta, su última peli. Sin que nadie me lo hubiera dicho yo hubiera adivinado que era de Almodóvar y tengo la sospecha de que cuando vaya a verla estaré todo el rato pensando que es una película. Un artefacto. Otro ejemplar de artificiero es Tarantino.
Pues bien, situado el asunto, Ave Cesar! es un artefacto de los Coen. Este par de hermanos han hecho películas y han hecho artefactos. Entre las películas, está la peliculaza “Muerte entre las flores”, una adaptación modélica de la novela de Dashiell Hammet, “La llave de cristal”. Una de las pocas adaptaciones para cine que supera la obra literaria de la que bebe. “Muerte en Venecia” de Visconti es otra. Otras pelis de estos hermanos son “Fargo”,” Sangre Fácil”, y después entre los artefactos pues están “El hombre que nunca estuvo allí”, “Crueldad intolerable” y esta “Ave Cesar!”.
En esta última, entre guasas, burlas, chascarrillos y descacharrantes momentos, ilógicos y de una mediocridad encantadora, los Coen nos hacen pasar el rato hablando del viejo Hollywood.
Como si fuera un reportaje a veces cruel de los tiempos pasados.
A destacar lo bien y divertido que se le ve a George Clooney haciendo de actor malo. Lo borda.
Lo bien que Albert Finney actúa y lo bien que sobreactúa. De verdad. Y Joss Brolin, estupendo, que mantiene en el artefacto lo poco que este tiene de película.
En fin un rato divertido con un artefacto cinematográfico. Un homenaje/burla en toda regla al cine de los cincuenta y el mundillo que le rodeaba.
Me imagino que los grandes creadores también tienen necesidad de tomarse un descanso. O de retirarse de la profesión. Que no sé. Un día de estos volveré a ver “Muerte entre las flores” por yo que sé qué vez.

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