miércoles, 27 de julio de 2016

Los principios activos de Julio Fajardo



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No suelo leer mucha narrativa española porque indefectiblemente la decepción suele ser el resultado. Y no es porque en España no haya buenos escritores, que los hay a montones, si no porque las cosas que cuentan ya las sé. Compartir el país engloba compartir una cultura, unas costumbres, unas ciudades y unos campos y unos compatriotas que por muy bien que te lo cuenten……….pues te suena. Por ejemplo, si yo fuese norteamericano Charles Bukowski me aburriría. Porque su literatura está basada en el contenido.
Es decir, buscar escritores españoles que aparte de ser buenos artesanos sean artistas, creadores es complicado. Ahora me viene a la mente Enrique Vila-Matas y seguro que habrá alguno más pero no los conozco.
Viene esto a colación de la novela de Julio Fajardo. Está bien escrita, hay un trabajo de prospección en el alma humana importante y una claridad de análisis didáctica. Se puede aprender mucho de los seres humanos leyendo este libro. Pero no he dejado de pensar durante la lectura de este libro en García Hortelano y su “Tormenta de verano”. También iba de varias familias y sus vicisitudes cotidianas. De una manera más liviana, sugerida, dejaba entrever los mismos principios activos.
La prosa potente, exhaustiva, explicita hasta el didactismo del narrador omnisciente de esta novela no será pasto de best-seller y no es bastante con hacer las cosas bien hechas. En arte, no. En arte hay que hacer las cosas…..diferentes. La tan traída y llevada originalidad.
La perspicacia y las dotes de análisis y observación de Julio Fajardo convierten el texto en un paseo si no por el lado oculto de la vida al menos por el lado más conflictivo y que marca de forma determinante su devenir. Una buena ensalada para un texto demasiado formal y conformado.
De hecho estaba pensando mientras escribo estas líneas que la novela de Julio Fajardo podía haber quedado resumida en unas decenas de páginas cargadas de aforismos, algunos muy potentes. A partir de ellos se podía haber elaborado otro texto menos formal, mas artístico, no sé….pasando de la coralidad, al monologo interior, a la estructura epistolar….o quizás hincando más el bisturí en el alma, Julio Fajardo tiene dotes de espeleólogo de interiores, para sacar a la luz más oscuridad. No sé, son ideas.
Hay mucho escritor en España con buen músculo que no acaba de encontrar el escenario en el que desarrollarlo adecuadamente. Quizás falta de vivencias, abundancia de pudor.
Hay mucho escritor por el mundo que con edades muy tempranas no han tenido tiempo de aprender a escribir bien pero que suplen esa carencia escribiendo con desparpajo, sentimiento deshinibido, originalidad y total y absoluta irreverencia a todo lo pasado.
Puede que eso se arregle en España cuando, empezando por la educación primaria, se enseñe a disfrutar de la lectura en vez de aprendérsela de memoria y terminando por las escuelas de escritores, se deje a los alumnos desarrollar su inclinación en vez de machacarlos con eso de “cuando sepas escribir bien, entonces podrás escribir mal”.
Así es posible que dejemos de tener buenos artesanos en la literatura y empecemos a tener buenos y creativos escritores.

domingo, 17 de julio de 2016

Les Cowboys de Thomas Bidegain



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Sí, ya se ve en la película que un padre y un hermano están preocupados por la desaparición de su hija y hermana, respectivamente, pero en la historia hay bastante más. Así que por qué no dejar el título original, “Les Cowboys”, cargada de significado, en vez de practicar esa ramplonería simplista a la hora de traducir los títulos, y llamarla “Mi hija, mi hermana”, que sólo puede llevar a confusiones y hacer creer a alguien que no sepa inglés, ni esté al tanto de las películas del oeste y que viva de bollicaos y “realitisous” que en francés “mi hija, mi hermana” se dice “les cowboys” y viaje a Francia y el pobre no se aclare. En fin.
Película muy entretenida que nos habla de pérdidas, abandonos y desarraigos, ambientada muy oportunamente entre un grupo de franceses, en la Francia rural, aficionados a la música country americana y a sus bailes.
En este ambiente interfiere como no puede ser de otra manera la actualidad del momento, que pasa, durante el transcurso del film, por el atentado a las torres gemelas de Nueva York, el atentado de Atocha y el ocurrido en Londres.
La tesis de la historia parece ser que si creces desarraigado cualquier ventolera te puede llevar a saber dónde y hoy día es bien claro que sobre las ventoleras variadas la más terrible es la que puede llevar a nuestros jóvenes al fascinante y terrible mundo islamizado de la región que todos sabemos.
El mundo islamizado que parece hipnotizar a algunos de nuestros jóvenes (por ahora sólo a  aquellos que, por ascendencia, guardan ciertos lazos familiares con él, esperemos que no se amplié el nicho, nunca mejor dicho, de captación) tiene todos los elementos para hacerlo atractivo a la juventud: Es peligroso, es prohibido y guarda el romanticismo propio de la desesperación y los perdedores. Además las televisiones se encargan de hacerlos famosos. Irresistible.
En este escenario globalizado, la desaparición de una adolescente occidental de ascendencia francesa marca para siempre al resto de componentes familiares, especialmente al padre y al hermano, no tanto a la madre, machismos al canto, que ya nunca verán su vida libre de ese suceso.
El guion, irregular, que brilla en algunos momentos, especialmente en mostrar el desvalimiento de una joven árabe educada en la cultura musulmana cuando es introducida en el mundo occidental, acertada reflexión, o en la escena final, tremenda de emoción, ha resuelto de manera harto expeditiva el transcurso del tiempo y vemos más que una narración continua y con ritmo un grupo de cortos pegados y tejidos por la presencia de los mismos personajes y la misma historia pero sin una trabazón armoniosa que obliga al espectador a tener que poner lo que el director no ha puesto.
Hay películas que triunfan más por el momento de proyección y el tema tratado que por la excelencia propiamente cinematográfica que poseen. Esta es una de ellas. Lo cual no debe desmerecerlas. Pues el cine no deja de ser una de las artes más “aplicada”. Por su alcance y por lo explicito de su fondo.
De lo que no estoy muy seguro es de que la moraleja que se extraiga de la película no sea un tanto reaccionaria: Educar a los jóvenes en libertad y en un escenario globalizado puede llevar a que escojan equivocadamente. Lo que nos puede llevar a preguntarnos: ¿No será mejor educarlos en una cultura más limitada, de costumbres constringentes, en un rincón, para que así no caigan en la tentación?
O sea, lo de siempre. ¿Tanta libertad no es peligrosa?
Eso plantea la historia, no en vano es de producción americana, sobre franceses aficionados a la música más americana que hay, que pierden a sus jóvenes en otro mundo ajeno, el musulmán. Por eso lo de “mi hija, mi hermana” es una simpleza.
¿Qué me ha quedado de la película? Lo indefensas, desvalidas que viven las mujeres musulmanas, eternamente niñas. Morir con ochenta años, habiendo tenido hijos, un marido, llevado una casa, y nunca haber sido adulta. ¿Se puede ser más cruel?

miércoles, 13 de julio de 2016

"POLÍTICA, Manual de instrucciones" de Fernando León de Aranoa (2016)



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Correcto y equilibrado documental sobre el nacimiento de Podemos éste que ha realizado León de Aranoa, aunque un tanto epidérmico y falto de conexión con el entorno.
Uno de los aciertos del documental, a la chita callando, es el dibujo perfecto de la tarea a la que preferentemente se dedican sus dirigentes, lo que trae como consecuencia que también podamos vislumbrar las insuficiencias de cada uno.
Este partido aparece como un tridente que, surgido del descontento general de la población que se decantó en las plazas españolas el 15M, ha acometido contra cuarenta años de complacencia política mientras la hiedra de la corrupción y el amiguismo se nos comía, con el resultado que todos conocemos.
Este tridente está compuesto por la empatía de Pablo Iglesias, las facultades asombrosas de analista político y estratega de Iñigo Errejón y el espíritu o alma reivindicativa y revolucionaria de Juan Carlos Monedero. Eso no quiere decir que cada uno de ellos no goce de las otras “puntas”, pero claramente están especializados en lo que están.
Esto tiene unas problemáticas claras cuando el tridente tiene tres mangos que no están suficientemente trabados en algunos momentos. Lo que tiene como consecuencia que a veces pinchen mal y otras ni pinchen. Pinchar de hacer pupa. Y otras pinchen a tope, de pinchar de rueda de bicicleta.
Iñigo Errejón asombra por lo clara que tiene las cosas y sorprende que diseccione los movimientos a realizar como si estuviese hablando de robots o engendros humanoides de reacciones previsibles, cuando se trata de todo lo contrario. El ser humano es lo más volátil, imprevisible y veleta que uno pueda imaginarse. Manipular con cuidado. Ahora, después del 26J se habrá dado cuenta. Espero que con unos cuantos años más, y sus capacidades, aprenda sobre la naturaleza humana lo que ya sabe sobre estrategia e historia política.
Pablo Iglesias disfruta de la facultad de empatizar hasta con las piedras, lo que le da una confianza que a veces le pierde. Ha cometido errores de calado precisamente por no escuchar o porque desde los círculos próximos, nunca mejor dicho, no se le ha apuntado. Es el motor del partido, el corazón, pero debería prestar más oído a lo que le llega de lejos. No creo que sea ni soberbio ni petulante, pero la claridad de la situación le hace pisar firme donde otros trastabillan. No tener en cuenta en toda su magnitud el millón de votos que suponía IU en vez de valorar que tenía sólo dos diputados, en el 26J, posiblemente haya costado el “Sorpasso”.
Juan Carlos Monedero, de más edad, y con cierto desencanto a cuestas, de hecho dio un paso al lado en cuanto peligró el proyecto, casi tiene claro lo que va a pasar en el futuro con el partido pero la esperanza del romántico, que se muere exaltado, le anima a seguir insuflando alma a un proyecto que va sufrir los embates de la realidad cada vez con más intensidad. Eso le honra.
Veremos qué pasa.
Una aventura apasionante la narrada en este documental, a la que le ha faltado más trastienda, más entorno, más calle, más de lo que ha supuesto para los otros partidos, pero que sirve más que para manual de instrucciones, para archivar y dentro de unos cincuenta años, cuando se le enseñe a alguien, poder decirle:
- Mira, aquí empezó toda la trasformación del país del que ahora disfrutamos.
O,
-Mira, esta fue la segunda oportunidad que perdimos de cambiar el país, tras la de los ochenta del PSOE.
Repito, veremos.

sábado, 2 de julio de 2016

"La vida cotidiana del dibujante underground" de Nazario




Una de las estampas que se cocían en Barcelona durante los años 70 y 80 es lo que muestra Nazario en estas confesiones autobiográficas que sirven entre otras cosas para explicar el mestizaje contra el que lucha el nacionalismos catalán con muy pocas probabilidades de torcer el curso de los tiempos y el destino de los hombres.
Aquella inmigración nacional de todo tipo y pelaje que se produjo hacia Catalunya en aquellos años y que hoy tiene su continuidad en la arribada de personas desde cualquier rincón del mundo hacen ilusorio el objetivo de mantener unas costumbres, unas tradiciones y una cultura que hasta a muchos catalanes de “soca rel” parece añeja y cansina. Dejemos fluir la convivencia.
Más allá de eso está la otra estampa, más triste y botijera, de una España cateta, inculta, arrabalera que vivía atenazada por una dictadura represora católica, apostólica y romana al servicio de malandrines y maleantes cobijados bajo palios espurios.
En semejante caldo intentaba el español medio, de a pie, sobrevivir. El español heterosexual. Porque ya puede uno imaginarse la vida de un homosexual. Y la de un homosexual artista y dispuesto a disfrutar de la vida contra todo y contra todos, pues ya pa qué.
Eso es lo que cuenta Nazario, uno de los referentes y creadores del comic español, en su libro. Un artista que ahora tiene obras en los grandes museos y que ahora mismo forma parte de una muestra de la cultura del comic de aquellos años en la Universidad Autónoma de Barcelona. Pero que antes hasta fue a parar a la cárcel…por escándalo público, por supuesto. Escándalo público significaba no ceñirse a las normas de decoro y decencia que lo que quedaba de nuestra Santa Inquisición intentaba imponer.
Nazario forma parte de un contingente de personas que ahogadas en sus tierras de origen llegaban a una Barcelona, como estaba a las orillas del Mediterráneo se  suponía que más libre y permisiva, para poder desarrollar su vida en libertad y haciendo lo que les hacía felices. Perdidos entre la multitud, con un horizonte más amplio y cuajado de oportunidades. Entre obreros que con sus familias se lo montaban entre el Somorrostro y MontJuic y una burguesía ilustrada catalana complaciente hasta ciertos límites, un grupo de dibujantes pusieron los cimientos de lo que después fue el origen del comic español.
Entre la madeja de personajes que Nazario muestra destacan Ocaña, que vendría  a ser un precedente de lo que hoy es un “performancista”, pero que en el caso de Ocaña era un “performancista” nato que se jugaba la cárcel en cada acto y desde luego no era recibido por la sociedad como un artista de vanguardia si no una “loca” egocéntrica y escandalosa. ¡Cómo ha cambiado los tiempos! Bob Dylan tenía razón.
Ventura hizo una película sobre él. “Ocaña, retrato intermitente”, se llama.
También circulan por el libro Javier Mariscal y Miquel Barceló, que no se qué pensaran de que Nazario haya cotilleado de ellos. Sobre todo de sus amoríos, infidelidades y traiciones. Pero ya Nazario debe estar en un momento de su vida que ciertas delicadezas le deben parecer más “mariconadas” que otra cosa.
Pero lo que más me ha conmovido de todo el libro es la historia de amor que Nazario narra y vivió con su compañero Alejandro. Una convivencia que hoy tiene casi conseguida toda la normalidad que cualquier historia de amor merece pero que en aquellos tiempos debió costar lo suyo. Una historia de amor conmovedora, de verdad. Por encima de las fidelidades, las lealtades. Por encima de los celos, la comprensión. Por encima de las exigencias, las entregas.
De hecho la única cotidianidad de este libro está en la vida en pareja de los dos, como se reparten las tareas de la casa, qué le gusta a uno u otro para comer, qué cocina cada quien. Porque todo lo demás es un puro frenesí. Cotidiano pero frenesí.
Una autobiografía que pone en evidencia, como muchas otras, que la pasión creadora no tiene freno ni obstáculo que la detenga. Porque en medio de esa frenética Barcelona, Nazario creo su obra que ahí está. Impresionante. Como Baudelaire, Rimbaud, Cervantes, Dostoievski o Balzac. Vidas atribuladas que no necesitaron como canta Albert Pla que escribió José María Fonollosa en su poesía “Puedo Empezar”

Tengo ya preparadas las respuestas
para las entrevistas periodísticas
que me hagan en la prensa radio y tele.

Querrán saber que opino y como soy,
me mostrare ingenioso
y espontáneo.

Tengo ya preparadas unas listas
de personalidades muy importantes
e incluso redactados ya los textos,
muy agudos,
de las dedicatorias.

Tengo ya preparadas las metáforas
que servirán como brillante ejemplo
o síntesis que aclare lo que exponga,
saldrán como galaxias de las páginas.

Y tengo preparada mi postura,
al sentarme o de pie,
tono de voz,
expresión de los ojos y la boca.

Todo está preparado,
todo a punto,
puedo empezar pues
a escribir mi libro.

Nazario vivió mucho, folló un montón y dibujo a tutiplén. Todo a la vez. Lo cuenta y merece la pena leerlo. Con una prosa sencilla pero suficiente.