viernes, 23 de junio de 2017

"El fundamentalista reticente" de Mohsin Hamid



Resultado de imagen de fotos El fundamentalista reticente de Mohsin Hamid

Ya de entrada poco o nada verosímil eso de que te encuentres a alguien desconocido y te pongas a darle la brasa sin saber quién es y a lo que se dedica y cuáles son sus intenciones, sólo atraído por el hecho de que es norteamericano, o al menos lo parece, y está en Pakistán y tú, el narrador eres pakistaní y has estado viviendo el sueño americano. No parecen razones de peso.
Y luego ese monólogo que despierta ecos de “Conversaciones en La Catedral” de Mario Vargas-Llosa, donde diferentes voces van desgranando una historia que habla sobre Perú, como aquí es una historia que habla de las aventuras de un pakistaní en EEUU. Esa voz que lo acapara todo, esa audiencia que escucha y cuando acomete una declaración también el narrador lo introduce en su perorata.
Aún con estos dos peros, poca verosimilitud y originalidad nula, todavía la historia podía dar para mucho, pues estando en la época en que estamos, en la que el terrorismo islamista está sacudiendo las normas de convivencia de este colectivo en Occidente con bastantes probabilidades de que empeore,  en esta época en que los musulmanes que viven en occidente ven como se valoran las muertes según su procedencia, como se monta una escandalera por ocho europeos muertos y a penas son noticia un centenar de muertos en Irak, en esta época en que querer tener una vida tranquila, prospera y feliz en Occidente para un musulmán es debatirte entre los legítimos deseos de vivir cómodamente y  la sensación de que estás abandonando a tus compatriotas cuando no que estás colaborando con los países que explotan a tu pueblo, había mucho que poner en cuestión y muchas opciones para mostrar.
Pues el autor hace lo más manido, convierte al narrador en un triunfador en occidente al que un viaje a México despierta la conciencia por boca de un empresario mejicano, lo que le lleva a abandonar su vida en Nueva York y regresar a su país, no sin antes haberse enamorado de una americana preciosa que tiene un trauma al ser viuda de un soldado muerto en combate y que a pesar de aceptarlo aunque sea pakistaní no lo puede aceptar porque no  se ha sobrepuesto a la pérdida de su marido y no lo hará. Termina suicidándose o eso parece porque su cadáver no aparece. Una historia de amor que le endosa el narrador al forzado oyente de pe a pa, lo que desvirtúa un poco lo que se supone que es la intención del libro, mostrar a un fundamentalista reticente y sus problemas de conciencia.
Por no hablar de que me parecería más indicado hablar  de lo que más abunda, los musulmanes explotados, a los que no se deja integrar, incluso tras unas cuantas generaciones pero que ni sienten que traicionan a nadie ni por supuesto piensan regresar al país del que huyeron para volver a la miseria. Un planteamiento más acorde con lo que pasa realmente  y no esta visión burguesa en la que el narrador ni tan siquiera se permite una mínima  crítica al integrismo musulmán. Eso sí, críticas a Occidente hay un montón. El autor por supuesto vive a caballo entre Occidente y Oriente.
Lo que más he echado en falta y que esperaba ver al leer esta novela, es que fuese el contrapunto a esos escritores tan fantásticos que dado la cultura judía, Allen, Bellow, Roth, Auslander. Pero no. Se ve que la irreverencia, la burla, la ironía, poner en entre dicho una cultura tan represora y castrante como es la árabe, creo que más que la judía, no entra dentro de las intenciones de Mohsin Hamid. Se limita a narrar lo sabido: Choque de culturas, remordimientos de conciencia y una fallida historia de amor. Ingredientes que son lo que son, aunque se presenten en un escenario tan “fashion” como fueron los atentados del 11S.  Del montón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario