lunes, 18 de septiembre de 2017

“Nido de bobos” de John Ashbery y James Schuyler



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Si se ha leído la poesía de John Ashbery y uno se encuentra en una librería de viejo de Badajoz un ejemplar de una obra en prosa de dicho autor hay que tener la voluntad de un Dios para no comprarla. Y si además por un euro te dan dos libros más pues que decir…
Pues que no ha merecido la pena y ha sido una compra inútil, si no es que piensas que descubrir que un poeta excelente es un prosista mediocre tenga alguna utilidad.
“A nest of ninnies” que yo hubiera traducido por “Nido de simplones” más que “Nido de bobos”, pues “bobo” en castellano tiene varias acepciones y algunas no coinciden con las características de los personajes del libro, es una historia intrascendente, con alguna ingeniosidad, ocurrencia, que recuerda a algunos autores. Lo que pone más en evidencia sus carencias.
Recuerdan estos personajes a los frívolos de Oscar Wilde pero ni de lejos son parecidos a esos maravillosos personajes cínicos, irónicos, de mala baba y por descontado aún más lejos de los diálogos infinitamente inteligentes de Wilde.
Recuerda esta historia a las de Henry James pero ni de lejos el entramado argumental se asemeja a las laberínticas narraciones de James, sus reflexiones, sus descripciones y ese mágico punto de vista.
Este libro recuerda a los cuadros más intrascendentes y bonitos de David Hockney. No se sabe muy bien para qué sirven.
¿Cómo el hombre que ha escrito,
……No hay recompensas
en este mundo por haberse meado la vida, aún
si implica llegar a ver icebergs olvidados
de hace décadas separándose de la masa
para nadar bajo la superficie, levantando
una montaña de vidrio desbordante antes de abalanzarse erectos
para empezar el viaje peligroso desconocido hacia el horizonte desolado..

puede entregarse a este ejercicio de inutilidad?
¿Intentaba probar algo?
Quizás que todos vemos la misma vida, a la misma gente haciendo las mismas repetitivas e intrascendentes cosas,  que todos somos bobos enfrascándonos en empresas impuestas, que en fin, la realidad es esa… Y que por eso él se hizo poeta. Porque ya puestos a inventar, ¿Qué mejor que la poesía, dónde no hay más límite que la imaginación y la sensibilidad de cada uno?
No sé.
Lo que sí sé es que es mucho más interesante leer lo que Ashbery siente que lo que Ashbery nos cuenta que ve. Muchísimo más.
Sólo como penitencia entiendo este libro.

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